jueves, 20 de noviembre de 2014

Descansar

Tirada en el suelo de la cocina Cristina consiguió abrir los ojos, aunque una parte de ella deseaba no volver a hacerlo nunca. Mantenerlos así, cerrados; para siempre. Morir, dormir. Cada noche esa idea volvía a ella como una ola dorada y cálida, ofreciéndose como un refugio, un lecho eterno en el que poder descansar. Podía hacerlo, era tan fácil... Pero al final Cristina siempre lo rechazaba. Las cosas iban a cambiar, debían hacerlo. Se levantó del suelo ayudándose con las manos, ignorando las punzadas de intenso dolor que sentía en diversas partes del cuerpo, como si la pincharan con agujas al rojo vivo. Como pudo, se dirigió al dormitorio. Solo pensaba en dormir. Estaba tan cansada, tan cansada...

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