jueves, 20 de noviembre de 2014

Dibujos animados

La noche del viernes me permiten ver una película de dibujos. Para evitar que escuche la bronca habitual. Pero los insultos se filtran, como huéspedes no deseados. Tengo prohibido salir de la habitación. Antes lloraba, por mimetismo o para solidarizarme con ella. Deje de hacerlo: la mano de padre es dura y pega fuerte. Al principio subo el volumen, pero acabo por poner la oreja, dejando que las palabras y los gritos ensucien la noche. Una pesadilla repetida, a la que no me acostumbro. En cámara lenta, imagino la caída de madre contra el suelo, precedida por unos golpes sordos, un grito ahogado y un no acabar de insultos. ¡¿Por favor, podría alguien cambiarme el programa?!


 

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