jueves, 20 de noviembre de 2014

Retrografía

La sangre derramada vuelve a entrar en su cuerpo, los hematomas pierden su tono violáceo y la carne hinchada recupera su rosado color. Los días retroceden, las noches en blanco se tragan pesadillas y devuelven sueños. No hay golpes, ni violencia, ni bofetadas ni gritos. Vuelven caricias y besos para tapar recelos y mentiras, miedos y angustias. Se ve a sí misma en el altar de aquella iglesia con ojos cargados de ilusión. Siente el roce del anillo en su dedo y una voz pregunta si quiere casarse con ese hombre que la sujeta por las manos. Y el "sí, quiero" se le desliza garganta abajo, muy adentro, para no volver a salir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario