jueves, 20 de noviembre de 2014

Por fin llueve

Quiso acercarse a la estufa que caldeaba la brevísima habitación que le servía de refugio. Experimentó tanto calor que comenzó a evaporarse y sintió alivio. Al fluir con libertad, pudo evocar recuerdos de su historia previa, la anterior a su fatal decisión. Se recordó sólida y comprensiva, sólida y tolerante, líquida y complaciente, líquida y sumisa… Por eso, cada tarde, se refugiaba en el cuarto protector de las amenazas, para huir del dolor y la angustia. Pero hoy se ve etérea y libre, de la opresión y los golpes, etérea y decidida, esperando el instante que pueda enfriarla para caer, como la lluvia, sobre el culpable que nunca secará su conciencia. Sabe que ese momento, de lluvia torrencial, ha llegado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario