Dejémonos la fuerza bruta, porque nadie, es más que nadie.
Dios creo al hombre y también a la mujer y entonces dijo: Compañera te doy, pero no esclava.
Si nacemos de igual forma y de igual forma morimos.
Si ambos tenemos una cabeza para pensar, dos brazos y dos manos, dos piernas y dos pies, un corazón..., y hasta la sangre que corre por nuestras venas, tiene el mismo color.
Si un golpe a los dos nos duele, y una caricia, de igual modo nos gusta.
Entonces, dejémonos la fuerza bruta, porque ella jamás nos dará la razón.
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