Como cada viernes, nuestro café y ratito de charla nos reconforta. M ha vuelto a estar seria durante todo el rato, parecía ausente. Ha cambiado muchísimo desde que conoció a P, continuamente se muestra insegura, y cuándo va a realizar cualquier actividad, nos pregunta dos o tres veces sobre la conveniencia o no de llevarla a cabo. Ella, la valiente del grupo, nunca jamás tuvo dudas de su propia capacidad, porque nunca jamás tuvo un motivo para dudar de su enorme valía. Empecé a darle vueltas, al principio supuse que eran imaginaciones mías, hasta que me atreví a preguntarle al resto y resultó sorprendente: todas coincidíamos. No puede ser, me repetía mi voz interior: P es tan educado...
No hay comentarios:
Publicar un comentario