viernes, 14 de noviembre de 2014

Fulgor

Desde tierra firme se veía lumbre en el horizonte, resplandores e incluso débiles fogonazos. Los oteadores afirmaron que aquello no podía ser otra cosa sino fuego de artificio —se equivocaron—. Se trataba una vez más de sangre derramada, shock traumático, colapso y, sin embargo, aquel fulgor anunciaba tregua, cese de hostilidades y de cualquier violencia de género.

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