viernes, 23 de noviembre de 2018

Insurreccción

Se recorrió cada una de las puertas de la administración de justicia. Sin embargo, nadie admitió su error, no obtuvo ninguna disculpa. La jueza que les denegó la orden de protección porque las amenazas eran «de bajo riesgo», tampoco reconoció nada.

Siempre escuchaba la misma cantinela: « no tenía suficientes indicios, no podía hacer nada por usted, hay que mejorar las leyes».

Ella deseaba un poco de comprensión, oír alguna frase que la exonerara de su propio sentimiento de culpa: « no escuché bien, no la creí, me equivoqué ».

Ahora, mi niña se ha ido con sus niñas, y yo tan solo espero reunirme pronto con ellas.

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