lunes, 26 de noviembre de 2018

A fuego lento

Marta despertó sobre el suelo de la cocina. Aturdida y abotargada sintió una punzada terrible en la sien, y un dolor agudo en el costado. Se sintió mareada y por un momento no supo qué había pasado. Entonces se hizo la luz. Los recuerdos llegaron de golpe. Javier entrando a casa como un loco. Ella cocinando (¿era arroz? Creía que sí) Los gritos, los insultos, los golpes, el miedo. Un cuchillo hundiéndose en la carne, la sangre…

Trató de incorporarse. Tras varios intentos lo consiguió. Se miró las manos y vio sangre seca. Miró al otro lado de la cocina, tras la isleta. Vio los pies de Javier. Sonrió. Supo que ya nunca más tendría miedo.

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