lunes, 26 de noviembre de 2018

El Contrato

Por debajo de la puerta apareció un sobre. Dentro un contrato como ayudante de cocina. No era un gran sueldo, el horario inhumano, en el restaurante de su amiga Laura. Aceptó. Las primeras semanas solo veía a Luis durante el desayuno. A los dos meses tenía algo de independencia económica. Al tercero era jefa de cocina y todo el mundo adoraba sus platos.

Laura se sentó a charlar con ella. —Me pediste ayuda, y esto es lo único que puedo hacer. Odio ir a tu casa cada vez que a Luis se le va la pinza, quiero que lo hagas tú. Ahora eres importante por ti misma, no dependes de ese mequetrefe. Ahora sí te puedo ayudar.

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