lunes, 26 de noviembre de 2018

Vendas en los ojos, cuerdas en el corazón

La magia inicial duró poco. La misma boca que con amor me besaba, me zahería con interrogatorios capciosos sobre mi pasado sentimental. Dije adiós a mi whatsapp, facebook, instagram; dejé de hablar con amigas, con amigos. Intenté dejarle. Apresada por el miedo a perderle —¡qué paradoja! —, no pude. Con ramos de buenas intenciones y perdones, me convencía. «Todo por amor —pensé—». Al final, la leyenda de la media naranja, al traste. En vez de zumo para dos, él exprimía, yo me vaciaba.

Lo eché fuera de mi vida. Bloqueé su número de móvil. Me espió tantas horas con un dron que la aeronave acabó estrellándose contra su mollera.

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