lunes, 26 de noviembre de 2018

Demonios interiores

Al vocear a Laura nada más entrar en casa, la frustración de Pedro no disminuye; cuando la insulta con palabras huecas, su nivel de angustia incrementa; al bofetearla con su mano grande, su impotencia se amplía; la empuja contra la pared del pasillo, pero su rabia no se enfría. 

Pedro se siente inútil e inservible en el mundo, inferior a vecinos, familia y amigos, rabioso por no encontrar una salida a su malestar.

Quiere combatir su propia frustración, su angustia, su impotencia y su rabia. Grita y pelea contra ello, pero a quien ataca es a Laura.

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