lunes, 26 de noviembre de 2018

Deshabitada

Desmantelada la casa, el viento amontonó los recuerdos amargos que quedaron olvidados por los rincones. Enfermaron de soledad y el tiempo los cubrió de ausencia. El aire se tornó irrespirable. La vida dejó de latir asfixiada por la locura. El vacío se adueñó de todo.

Los insultos quedaron ocultos bajo un manto de silencio y las sonrisas huyeron despavoridas tras los primeros golpes. Los días se confundieron con las noches cegados por el miedo. El sol dejó de abrigar su piel amoratada cuando no pudo atravesar aquel muro inexpugnable de persianas. 

Desde que el amor apasionado perdió la batalla contra los celos, la posesión, la violencia y el terror, permanece deshabitada. Nadie se atreve a rasgar el precinto policial. 

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