lunes, 26 de noviembre de 2018

Colores

En la casa ya no había orquídeas. En su cuello no lucía aquel collar del que colgaba una preciosa amatista. En sus labios ya no se veía ese color violeta que tanto solía lucir, ni tampoco su sonrisa.
El morado dejó de ser su color favorito, ahora era el único que no quería enseñar, no quería mostrar aquellos moratones que brotaban tras cada golpe. No era consciente de la cantidad de manos que le tendían su ayuda, hasta que se aferró a una de ellas temiendo que no existiera un mañana.
Ahora cuando camina por la calle, sabemos que no es Elizabeth Taylor, pero sus ojos emanan su color, el violeta de su lucha… y el de muchas otras.

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