lunes, 26 de noviembre de 2018

Primero él

Aquella tarde lluviosa debilitó nuestro adiós. Era una tarde monstruosa, si se piensa en acabar con unas vidas en la intimidad de la siesta. Él, así lo había decidido.

Era algo inevitable, debió pensar…

Prodigábamos el desencuentro. Ya ni nuestros hijos nos mantenían unidos. No hubo malos tratos, no, al menos físicos o malévolos, pero en cambio la situación era ya insostenible, según él…

En más de una ocasión, cuando veíamos las noticias, yo le decía: "por qué no se habrá matado primero él".

Así que nosotros decidimos dejarlo allí, durmiendo su siesta. El único bien común que nos quedaba a mis hijos y a mí era la esperanza. Hacia ella caminamos, ahora somos nosotros los primeros…

No hay comentarios:

Publicar un comentario