lunes, 26 de noviembre de 2018

Fractura

Se rompieron los cristales esmeralda, tras años siendo fustigados. Dejaron fluir un océano de rabia, que hasta el momento no había sido sino rocío de desesperanza y orvallo de angustia. La mar es bella y admirada por los humanos, pero temida por las rocas de los acantilados, que sufren su acoso incesante en silencio hasta su pleno desmembramiento.

El amor es agua. Tan necesario para la vida, como potencial amenaza a ésta. Sin embargo, el amor es irreal, artificial, ficticio, hormonal, literario. El culpable del desbordamiento es aquel que dinamita la presa.

Nadie atiende a los arañazos del vidrio. Nadie se alarma cuando pierde su transparencia. Todos se sobresaltan cuando quiebra. ¿Quién es el encargado de recoger los restos?

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