lunes, 26 de noviembre de 2018

Hermosas mariposas

Buenas noches, querida. Hoy de nuevo te acompañé al tocador, esta vez no para limpiar el

Azul de la sombra de ojos, ni tan siquiera para observar el carmín radiante de tus labios,

Sino para observar cómo él te había hecho aquello. Tus labios de carmín ahora eran ríos

Temblorosos de sangre helada. Sangre helada que yo limpiaba. 

Ayer decidiste romper con todo, justo en el instante previo a la puñalada en tu abdomen.

Y eso fue todo: un adiós, una vecina llamando al 016. Yo absorbiendo un charco de sangre.

Ahora ya sabes que el amor no duele y que si algo remueve son mariposas en tu estómago.

Para siempre: El algodón que tanta sangre limpió.

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