lunes, 26 de noviembre de 2018

Salvemos a mamá

Cuando la maestra preguntó quiénes habían hecho los deberes, todos levantaron la mano. Todos, menos una. La pequeña Lucía contemplaba las páginas de su libreta en blanco.

—¿Y tus deberes, Lucía?

—No los tengo, seño. 

—Pues eso está muy mal. Tendré que llamar a tu madre. 

—¡No! ¡Es que… está malita!

—¿Qué le pasa? 

—Anoche tenía mucho dolor. Mi papá estaba muy enfadado y gritaba, y ella lloraba mucho. 

La maestra se quedó sin habla durante unos instantes. A continuación se dirigió a la clase y dijo:

—Portaos bien, por favor. Lucía, cariño, acompáñame. 

La niña obedeció de inmediato. Salieron del aula y la maestra sacó su móvil.

—¿Va a llamar a mi mamá, seño? 

—No, la vamos a salvar.

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