domingo, 25 de noviembre de 2018

No seré un número

Una cosa tenía muy clara: no sería un número en una estadística anual.

Hace muchos años –cuando creía en la justicia- denuncié. Llevaba un ojo púrpura y la entraña dolorida como si me hubieran abierto en canal. Mi dolor era el dolor desesperanzado que siente un pueblo indefenso al sentir cada uno de sus rincones ocupado por hordas enemigas. Después de firmar la denuncia, me enviaron de vuelta a casa. Con él. 

No volví a denunciar. No me llaméis cobarde: no era cobardía, era simple lucidez. No tenía adónde ir. No existía el 016 ni nadie conocía el significado de la palabra sororidad. Entonces, decidí no ser un número.

Y no lo fui: las estadísticas no contabilizan los suicidios

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