viernes, 23 de noviembre de 2018

El monstruo del armario

Desde niña siempre temí al monstruo del armario. Su inquietante presencia, su oscura naturaleza, de tallas propias de otra época que configuraban, si tenías un poquito de imaginación, unos ojos de aterradora mirada. Era como si me vigilase y me controlase constantemente, agriando su resentimiento con cada una de mis acciones. 

Fui una niña vivaracha: jugaba con muñecos, con coches, con construcciones, cantaba, reía, gritaba, corría, disfrutaba de cada momento con la novedad de la inocencia. Conforme más disfrutaba yo, su odio hacia mí iba en aumento, acumulado en sus quejidos nocturnos, en sus silencios amenazantes, en todas mis pesadillas.

Nunca debí casarme con el monstruo del armario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario