miércoles, 4 de diciembre de 2019

Siesta de bañera

Cuando sales de la bañera descubres la sangre, toda en huellas del treinta y siete, y en la planta del pie un cristal clavado de la botella que tiró contra la pared. Descubres el error que es sacarlo de la herida y avanzas buscando el silencio mientras la sangre brota. Ahogas las punzadas a cada paso, esperando que su inconsciencia de ginebra dure bastante más que la tuya por los golpes. Giras despacio las llaves en la cerradura, pero cuelgan y oyes un gruñido desde el salón. Abres, sales con lo puesto, cierras y echas la llave por fuera. Llegan gritos, insultos. Tu única esperanza es que algún vecino te deje llamar a la policía a tiempo.

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