lunes, 9 de diciembre de 2019

Ten cuidado

Me llamaste zorra. 

Me lo volviste a decir y la segunda dolió más porque no la podré excusar. 

Aún así no quería darte explicaciones de tus celos cuando jalaste del pelo. 

¿A donde quieres llegar? ¿No ves que te pueden ver? 

Siento que mi despreocupación no satisfaga tu ira pero ¿Era necesario ese guantazo? Espero que no me hayas hecho marcas pensé, ni que te escuchen gritándome, ya sabes que la última vez te la formaron.

No sé por qué nos tenemos que ir ya cuando lo estaba pasando bien en la fiesta y me has hecho daño en la muñeca, estoy aquí no me grites.

Cerraste la puerta de casa y me diste un guantazo. Estabas nervioso pero esto nunca había sido así.

Gritarte fue inútil pero esta vez quería desaparecer, irme por siempre, aunque no me quisieras dejar.

De pronto llaman a la puerta, se hizo el silencio, era la policía. Juro que yo no la llamé.

Y dije como tú que no pasaba nada, pero no me creyeron.

Quizás si no me hubieras dado aquél bofetón que dejó mi ojo hinchado, o si no me hubieses dejado esas marcas en la muñeca, o si no hubieses gritado tanto… los vecinos no habrían llamado.

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