Con su máscara de ser generoso prometió convertirse en mi ángel. Y yo le creí.
Con su careta de hombre cariñoso aseguró que me haría feliz. Y yo me ilusioné.
En el viaje que nos llevaría al firmamento el antifaz se desprendió de su rostro. Y yo comencé a sufrir.
Con su semblante de auténtico monstruo sus palizas me hicieron morir. Y yo, desde el cielo al que me has impulsado, pido justicia para ti mujer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario