jueves, 5 de diciembre de 2019

Calcetines blancos

La miraba.

Le rodeaba el carnoso vientre con la mirada mientras frotaba su mano callosa contra el bañador, a la altura de su sexo. La tenía tan a su alcance… y a la vez tan lejos. En sus sueños lujuriosos, la veía tan solo con unos calcetines blancos, atrapada entre tentáculos grasientos, apretándole los pechos, penetrándola. Gozaba sabiéndola inmóvil, húmeda, prisionera.

Al poco, ella salió de la piscina y se acercó corriendo, interrumpiendo por un momento su ensoñación.

–Papi, voy a ir al baño.

–Está bien, no tardes –le contestó.

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