lunes, 9 de diciembre de 2019

Momentos de arrebato

Sssssssssssssssssssssssssssssssshhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh...

Se escuchaba a las cuatro de la mañana en aquella estrecha y solitaria calle.

La farola iluminaba a dos jóvenes agachados junto a la rueda de un coche. Desinflándola.

—¿¡Por qué hacéis eso!? —pregunté indignada.

—Es el coche de mi exnovia. Me ha puesto los cuernos. ¡Que se joda! —respondió un veinteañero muy cabreado. El amigo asintió, cómplice.

—¿Y qué ganas con eso?

—Joderla. Que no se hubiese follado al tío ese.

—Entiendo que estés dolido, pero eso no justifica lo que estás haciendo. Déjala, sigue tu vida, pero la violencia nunca es la solución.

El chico mantuvo la mirada prendida del infinito durante unos instantes, me miró avergonzado y rompió a llorar.

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