jueves, 12 de diciembre de 2019

La niña manos de cerdo


Mama raspa el arroz con leche y no me da ná. Rita no viene a lamerme los dedos y se queda en el banco de la plaza con don Euclides el carnicero que le mete y le saca el dedo por el hueco que le veo cuando bate la cola.


—Yo te he enseñao a ser una señorita de bien —me dice.
—Pero mama, la niña manos de cerdo me obligó.

Don Euclides deja a Rita y la niña manos de cerdo la acaricia y me mira aburría de estar con su papa que coge a otra perrita a la que no le tenemos nombre.


—No juego más con vos, niña sin dedos ni mama.

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