lunes, 9 de diciembre de 2019

La lista de deseos

Cada año viajábamos de Barcelona a San Javier por Navidad. A mis primos y a mí, nos encantaba ir a casa de tía Marta y de Antonio. No tenían hijos. Ella era prudente, de mirada siempre triste, pero muy dulce. Si parecía feliz, era con nosotros...


Recuerdo cuando decorando las galletas de jengibre, sonó el teléfono. Tía Marta escuchó una voz seca al otro lado, y solo asintió. Al colgar, sus palabras la liberaron – El tío Antonio, ha tenido un accidente y ha fallecido - Nosotros nos miramos incrédulos… Esa noche, todos tachamos el primer deseo cumplido de nuestras listas.

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