lunes, 9 de diciembre de 2019

Muñeca de trapo

Hacía días que no pasaba y volvió a creer que era posible. Preparó una comida espléndida y se acicaló como antaño. Él, especialmente cariñoso, la halagó y se sentó a la mesa. Pero la niña no bajaba. Subió, pues, a buscarla a su cuarto, tarareando una canción. En el quicio de la puerta entreabierta su canción se ahogó. <<No vales para nada, Luisa. ¡Estúpida! ¡Inútil!>>, profería su dulce hijita a su muñeca de trapo mientras la golpeaba con odio. Aquellos insultos, aquellos golpes sobre la muñeca, que llevaba su nombre por elección de la niña, le dolieron más que todos los que había recibido de él. Sin titubear se fue a una Comisaría. Y esta vez denunció.

No hay comentarios:

Publicar un comentario