lunes, 9 de diciembre de 2019

Cicatrices de las pequeñas criaturas. Simón Colombia

Irremediablemente cruel, siempre que atravieso ese tramo de la carretera camino del pueblo, mi mente me traslada a aquel ocaso de noviembre, a aquel episodio, uno más de tantos, y vuelvo a ver la deslumbrante luz de los faros de los coches que venían en el sentido opuesto, transmutando en siluetas oscuras a mis supuestos protectores; vuelvo a escuchar el eco de los gritos llenos de asco y rabia que la profería; a veces, el pánico, la impotencia y el terror que acosaban a aquella vulnerable niña, que era yo, permiten a la pena germinar, y golosa me arrebata una lágrima; luego, la carretera continua, al igual que continuó mi vida, y todo se disipa, y recuerdo que logramos sobrevivir.

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