lunes, 9 de diciembre de 2019

Ícaro

Ícaro, ya no me miras como antes. Te noto frío y ausente. Me asaltas con preguntas incómodas: que a dónde voy, que de dónde vengo. Has cambiado, Ícaro. Tus ojos son mármol y tus palabras arañan como el espino. Tu boca ya no es dulce, Ícaro, y tus dedos no son esos pececillos que nadaban mi oleaje. Se te fue la mano, sí, lo sé; lo dejamos pasar, pero ahí vamos. Que no te pongas eso, que no te pongas aquello. Necesito espacio, Ícaro, necesito facturar mis lágrimas. Quiero volar, sí, como un cisne con corazón de trapo. Quiero bañar mis brazos de sol y espuma. Me llevaré tus alas, Ícaro, las mismas que me has robado.

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