jueves, 12 de diciembre de 2019

Cicatrices de las pequeñas criaturas


Irremediablemente cruel; siempre que atravieso ese tramo de la carretera camino del pueblo, en irónicas huidas en busca de la paz, que poco a poco, me arrebata esta ciudad; mi mente me traslada a aquel ocaso de noviembre, a aquel episodio, uno más de tantos, y vuelvo a ver, la deslumbrante luz de los faros de los coches que vienen en el sentido opuesto, transmutando en siluetas oscuras a mis supuestos protectores; vuelvo a escuchar, el eco de los gritos llenos de asco y rabia que se profieren; vuelvo a inhalar aquel humo de cigarrillo; a veces, el pánico, la impotencia y el terror que acosaban a aquella vulnerable niña, que era yo, permiten a la pena germinar, y golosa, me arrebata una lágrima; pero luego, la carretera continua, al igual que continuó mi vida, y todo se disipa, y se queda atrás, y recuerdo que logré sobrevivir.

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