jueves, 12 de diciembre de 2019

Frío

Frío.

Como el silbato del sereno que anunciaba el toque de queda. 

A la misma hora, como cada viernes, el infierno entra por la puerta.

El frío en la inocencia de mis cinco años que se sentían en el abismo.

Con la indefensión aprendida de quien no encuentra consuelo en los brazos de una madre.

Tantas veces tuve que bailar conmigo misma, a pies descompasados, entre notas malsonantes la misma canción. 

Que aprendí a ser.

Ser esa mujer que vio a su madre caer a un pozo en el que tú la ahogabas. 

Ser esa mujer, no rendida, que insistió en quitar esa mordaza para que ella viera que se merecía la vida.

La vida sin ti.

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