lunes, 9 de diciembre de 2019

Secuelas invisibles

Laila observaba a través de la ventana con la mirada perdida. Estaba triste. Le habían dicho que no valía para nada. Que nunca conseguiría un buen trabajo. Que su sitio era la cocina.

Pero de eso ya hace seis años. Afortunadamente, su situación ha cambiado. Ahora vuelve a reír, a sentir, a ser feliz. Aunque, de vez en cuando esos recuerdos se materializan en su mente y se pregunta cómo una simple elección se había convertido en la fuente de tanto dolor. 

Laila había necesitado de varias sesiones de terapia psicológica, pero al fin lo había conseguido. Podía disfrutar de nuevo de la buena compañía de sus amigas, de salir a cenar y por supuesto, de querer a un hombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario