Con las tijeras de manualidades, recorté la cara de papá de la fotografía. Unté con pegamento el rostro de mi peluche más feo. Pegué sobre ella la cara de papá. Cogí del costurero la almohadilla donde mi madre pinchaba los alfileres.
Mi madre quedó petrificada al verme pinchar el peluche. Me abrazó. Noté en mi carita la calidez de sus lágrimas. Cogió el peluche y los alfileres. Los tiró a la basura.
-Lo de la película de ayer es mentira, cariño.
Me cogió de la mano. Fuimos a su dormitorio. Abrió el armario. Sacó la maleta más grande. Echó en ella su ropa y la mía.
El portazo que pegó cuando salimos del piso resonó por todo el edificio.
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