miércoles, 4 de diciembre de 2019

Manos

Siempre alerta a sus manos. Unas veces constreñidas en puños y otras con los dedos desplegados en abanico, en continua y amenazante agitación. Ya no recuerda en qué momento comenzó a seguirlas por el aire, a esquivarlas en sus impetuosos desplomes. 

Ni las miradas coléricas ni las humillaciones proferidas a gritos logran desviar su atención hacia los ojos o los labios de quien, careciendo de razones, basa su argumentario en la velocidad y contundencia de sus manos. 

Nervudas, encallecidas por el insano afán de oscurecerle la piel al menor motivo, ahora se debaten en vano, unidas como siamesas, tratando de escabullirse de los grilletes. Seguirán crispándose, pero de aquí en adelante lo harán alrededor de unos barrotes.

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