Deja que agarre tu mano
y sal de ese pozo de pena,
deja que sienta a tu lado
tu luz bella y serena.
Deja que cure tu alma
herida de la rutina,
deja que limpie con calma
la sal de tu mejilla.
Deja que sea el fuego
que arda en tu noche fría,
deja que cuide tu sueño
que venza a la pesadilla.
Deja que vea en tus ojos
un mágico brillo de vida,
deja que pinte en tus labios
el arte de tu sonrisa.
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