miércoles, 4 de diciembre de 2019

Vivió

La unión de gentes buenas y voluntades, la explosión de ganas y energía,

el anhelo de vivir. El deseo. La pureza. La sonrisa de su familia y una 

mirada limpia. La nobleza. La voz fuerte y libre, la poesía, los abrazos 

y los buenos días. El beso de buenas noches, el aliento de vecinas y 

vecinos. Todos juntos derribaron al monstruo de los ojos ensangrentados 

y la mente podrida, al terrible demonio que habitaba en ese hombre que 

no era hombre ni era nada. Y ella, osada, llenó sus días de valentía y 

sonrisas, se liberó las cadenas del miedo. Vivió.

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