miércoles, 4 de diciembre de 2019

Vecinos

-Buenos días.

Saludé educado como todos los días al cruzarnos en el portal, casi siempre a la misma hora, yo regresando del trabajo, mis vecinos de arriba camino de algún recado.

Ella, abrazada fuerte por su marido, de nuevo fijó sus ojos en los míos de esa manera tan inapropiada y respondió Buenos días como si en realidad quisiera decir Socorro, Sálveme. 

Yo miré para otro lado, No es asunto mío, pensé, y continué subiendo las escaleras hacia mi casa, todavía aturdido por el recuerdo de sus gritos la noche anterior. Los golpes, los insultos. Ese eco violento que seguía recorriendo todo el edificio, atravesando paredes y puertas, rebotando en el silencio cómplice de todo el vecindario.

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