Se deshizo de las cadenas que rodeaban sus muñecas y escribió:
"Víctimas culpabilizadas, juzgadas, menospreciadas, invisibles.
Injusto, como el hombre, que, por serlo, no puede llorar.
O la mujer, que, por serlo, solo debe callar.
Lacra de la sociedad que perpetúa el patriarcado, la opresión, el miedo y la agresión.
Empoderarse, salir de la jaula y volar.
No nos cansaremos de gritar "ni una más", de salir a las calles a luchar.
Cada una y todas juntas cambiaremos el sistema porque merecemos libertad.
Igualdad, no por ser hija, madre, hermana o amiga, sino por ser humana.
Autoridades, no os perdonamos porque exculpáis al que agrede, viola y mata."
Puso punto final. No solo a sus palabras, también a su silencio.
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