Recuerdo los días en los que; sulfúrico, alcoholizado pretendiendo hacer conmigo lo que quisiera siendo objeto de su satisfacción sexual. Sin importarle quien mirase, las niñas despiertas esperando a su querido "papi". En medio de la noche cuando nadie oiría los gritos sofocados de una satírica, patética mujer, madre de familia.Un día todo cambió, la jaula que me aprisionaba se abrió, por instantes, dude ser libre, respirando por primera vez en años. Sin olvidar los abusos consentidos, soportando a esa bestia qué aterrorizaba las noches anglosajonas, sabiendo que el encierro no permanecía bajo de los barrotes me habían sofocado sino en mi consciencia permaneciendo latente cómo si cada segundo de mi existencia le pertenecieran como si la violación constante fuera un estado natural del ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario