jueves, 5 de diciembre de 2019

El jarrón

Cerró la puerta. Llevaba un jarrón de flores frescas.

Cada una era el nombre de alguna compañera cuya vida habían segado. Rosa, Azucena, Violeta, Jazmín, Lis, Margarita… Todas eran ahora la tierra donde se plantaban las semillas de las que nacían esas flores. Todas habían sido amigas, y todas tuvieron su misma ceguera a la hora de enamorarse. 

Begoña sabía que acabaría corriendo la misma suerte. 

Dejar su casa era proteger su vida. La única a la que se debía. 

Ahora, anciana, observa, enternecida, el mismo jarrón. Sigue habiendo una rosa, una azucena, una violeta, un jazmín, un lis, una margarita… Y por desgracia alguna más. “No podía permitirme morir. ¿Quién hubiera cambiado el agua del jarrón para mantenerlas vivas?”

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