miércoles, 4 de diciembre de 2019

Después

Después..., llegó el verano y los paseos por la playa, en silencio, las olas, noches de media luna. Sostenida a cada lado por sus pequeñas manos, que tan fuertes fueron, deambulaba. Caras ajenas sonreían, ajenos a nuestra desdicha. Quien más debió querernos nos sumió en la tormenta. Y entonces no dolieron los golpes, no sentí miedo por las horas que pasaban anunciando una dura entrada, ni sus palabras podían ya apagarme. Fue un gran vacío el que invadió nuestras vidas, nos escupió a la realidad como aquélla mar embravecida que todo lo revuelve. Estábamos solos, vivos y listos para una nueva estación. Los siguientes días vimos amanecer...

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