miércoles, 4 de diciembre de 2019

Ya no

Las sábanas se estiraron y el cuerpo contiguo al suyo se acercó más de lo que ella quería. 

Se mantuvo inmóvil, deseando que ese movimiento fuera fruto de las ensoñaciones. 

Una mano titubeante recorrió el centro de su espalda hasta llegar a su entrepierna. 

Ella se puso rígida, intentando que su pasividad le hiciera captar la indirecta. 

Pero él accedió por debajo de su ropa y movió rítmicamente su mano. 

Ella apretó los dientes mientras se le caían las lágrimas. 

Por fin él, aburrido, chistó y se dio media vuelta. 

Una hora antes ella se había negado. 

Y ahora, por primera vez en nueve años, estaba vacía y rota. 

Punto y final.

Tragó saliva.

Sin dudas. 

Ya no.

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