lunes, 2 de diciembre de 2019

S.O.S.

Había contado los pasos, los de ida y los de vuelta demasiadas veces.

Había evitado mirarse en los charcos y reconocerse en la frialdad del barro, en la ductilidad del barro, en el asco del barro.

Ensayó mil veces el perdón, se grabó a fuego la culpa, se diluyó como veneno en sus palabras de amor, cosió en silencio las cicatrices.

Hoy respira fuerte, el miedo la empuja, la eleva, la salva. 

Delante de aquella mujer con uniforme, le tiemblan los cimientos. Se derrumba y deja que la razón le lama las heridas.

Llora con la libertad de sentirse protegida.

Ni un paso atrás.

Firma la denuncia. 

Hoy estrena sus alas.

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