miércoles, 4 de diciembre de 2019

Ella

—Tenemos que hablar Sergio, no aguanto más —sentencié al llegar a casa, sin quitarme ni el abrigo.

—¿Qué te pasa ahooooora?

—He conocido a una mujer. Me voy. No quiero esta vida anulada y golpeada.

—¡Por Dios, Cristina! ¿Te has liado con una…? Dime, ¿ya habéis…?, ¿cómo se llama?

—¿Qué más da el nombre? Y no, no hemos tenido sexo —repliqué—; no aún. 

—Tu familia no lo soportará. ¿Te has vuelto loca? ¡Tortillera! ¡No eres nadie sin mí! ¿Quién es esa zorra?

—Soy feliz. Es una ilusión que tenía olvidada. Ahora tengo un horizonte precioso, unido a alguien increíble.

—¿Dónde crees que irás? ¿Cómo se llama? —gritó al fin—. 

—Te lo diré —contesté decidida—. Se llama… Soledad.

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