- Cállate, sólo sabes decir tonterías.
Todos los que estábamos sentados en la mesa pudimos escuchar esas
palabras de tono abrupto, pero entre risas, copas y familia nadie le
dio importancia.
Mientras observaba a los operarios del cementerio bajar el féretro a
la tumba, recordaba lo sucedido aquella reciente y esclarecedora
Nochebuena. Yo estuve allí y no le di importancia.
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