domingo, 26 de noviembre de 2017

En absoluto lo sientes

Sumida en el letargo de la siesta, me relamo las heridas que, hace tan sólo cuatro horas he sufrido en mí ya maltrada piel. Mi marido, fiel retrato  de su padre, acaba de salir, dando un sonoro portazo, despertando a nuestro hijo, David, que comienza a llorar, pidiendo a gritos que "venga su mamá". Me levanto a trompicones, consecuencia de las patadas recibidas. Encuentro a mi niño sentado en la cunita, mirándome con sus grandes ojos.. Mi hijo no se comparte con nadie y menos con un maltratador. Esta noche hablaré con él aunque me cueste la vida. Con su rechoncho dedito David toca el moratón de mi ojo. ¡Yo sé que él lo sabe!.

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