viernes, 24 de noviembre de 2017

El instante

Seguía de pie pensando en aquel instante, el más surreal de todos. Examinó al hombre y siguió con esfuerzo el hilo de sus palabras. Sus ropajes, tiesos y aparatosos, le parecían grotescos. Evocó con amargura sus consejos, la historia donde insinuaba, con voz solemne, un futuro temible. Su mirada, aguda y penetrante, aumentaba los latidos de su corazón. Tragó por enésima vez una bola de saliva y, sacando fuerzas de flaqueza, correspondiendo a quienes la miraban suplicantes (la familia y, especialmente él, con semblante severo), se agarró a los pliegues de muselina y reprimió un gemido. Luego, recordando las humillaciones y los golpes, a punto de gritar, miró al sacerdote de frente y dijo:

- No, quiero.

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