viernes, 24 de noviembre de 2017

La parálisis del miedo

— Buenos días. Siéntese, por favor.
— Gracias. He venido a... verá, yo... — Silencio incómodo
— ¿Quiere poner una denuncia
— Sí… bueno, tal vez no sea buena idea. — Suspiro. Cabeza baja. Movimiento involuntario de la pierna
— Señora, tranquilícese. ¿Es la primera vez que pone una denuncia
— Sí, aunque... necesito pensármelo mejor – Coge el bolso
— Oiga, ¿se encuentra bien? Puedo avisar a mi compañera si lo prefiere
— No, no hace falta. No debería haber venido. Disculpe. — Se levanta.
— Tome esta tarjeta. Es del Instituto de la Mujer. Piénselo.
 
Nunca pudo hacerlo

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