viernes, 24 de noviembre de 2017

Siempre adelante

Disfrazaba su pánico de tensa timidez aunque su mirada huidiza, atrapada en el callejón del miedo, dejaba entrever una honda tristeza que la avergonzaba ante la magnitud de su desdicha. El llanto opaco de esa obligada soledad parecía tener fin. Cada nuevo amanecer, una reconquista, cada puesta de sol, el comienzo de otra batalla ganada al desaliento. 

El maltratador hacía meses que estaba entre rejas, pero la huella de su maldad había contruido otra cárcel. La vida para ella seguía siendo un sinvivir entre el precipicio de su antigua negación y el caos de la crítica social. Sin embargo, anhelaba el camino hacia alguna parte y sentía más que nunca el sincero abrigo de la mayoría, que somos los demás. 

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